La lámpara Black Flag encarna el espíritu rebelde de su homónimo al tiempo que constituye una pieza de diseño funcional y sorprendente. Su capacidad única para extenderse hasta 3,5 metros desde la pared permite llevar la luz al centro de cualquier espacio, mientras que su forma plegada adquiere el aspecto de una escultura elegante y poderosa. Es una pieza que llama la atención, sin dejar de ser humilde en su propósito.